The Bass Valley

Democracia Sintética

Comenzamos esta sección semanal en la que trataremos temas relacionados con los sintetizadores, opinión, comparativas, tutoriales, bancos de pruebas y los que se nos vaya ocurriendo.

Antecedentes, los 90

Cuando comencé a interesarme por la música electrónica como actor, comenzó a su vez mi historia de amor / adicción por los sintetizadores. Desde entonces gran parte de mi vida ha girado a su alrededor y he tenido el gusto de conocer de primera mano muchos de los más icónicos sintetizadores y cajas de ritmo.

En el momento de mi entrada en este mundo sintético, corrían los años 90 del siglo pasado, finales de los ochenta, para ser más exactos. En este momento la edad de oro de los aparatos analógicos estaba en decadencia, a favor de la nueva ola de sintetizadores digitales como el Yamaha dx7, el Roland d 50 o el Korg M1. El protocolo MIDI estaba ya muy asentado y el uso de los sintetizadores como dispositivos creadoreas de sonido estaba a la baja, en favor de los sonidos prefabricados o presets.

Cualquier sintetizador monofónicoanalógicosin MIDIsin memorias para guardar sonidos, estaba muy depreciado, la gente se deshacía de ellos por precios irrisorios y pasaron a llenar las páginas de los periódicos dedicados a la venta entre particulares.

Desde los primeros momentos de la historia de los sintetizadores, éstos eran tratados como objetos de lujo y tenían unos precios muy poco asequibles en un rango que oscilaba entre mínimos de 1000€ hasta varios miles. No era fácil disfrutar de un aparato nuevo si no eras un profesional de la música. No estaban a la alcance de todo el mundo. No había democracia sintética.

El ordenador como instrumento

Ya a finales de los años noventa y en los comienzos de nuestro siglo, aparece un nuevo actor en el panorama sintético, los ordenadores y con ellos los instrumentos virtuales. Aunque ya llevaban presentes en el entorno profesional desde finales de elos 80, los ordenadores personales, en los comienzos no tenían la potencia necesaria para manejar software muy potente y su papel estaba reducido a la secuenciación principalmente, un ejemplo fue el Atari 1040st, primer ordenador con MIDI incorporado de serie. Lo que ya suponía un avance considerable con respecto a los secuenciadores hardware.

A medida que las computadoras ganan en potencia y los instumentos virtuales comienzan a popular el ecosistema electrónico, cualquier tipo de sintetizador físico fue puesto de lado en las tendencias de mercado, aunque los disponibles seguían siendo caros.

El ocaso del hardware y la inflación analógica

Durante la primera década del siglo 21 se dá un fenómeno curioso, los sintetizadores digitales prácticamente se extinguen de las tiendas de novedades y se deprecian enormemente y por el otro lado, los viejos sintetizadores analógicos de los 70 y 80 disparaban su precio en el mercado de segunda mano, por su escasez y por el uso que las tendencias más avanzadas de la electrónica hacían de ellos. Casos como por ejemplo el del Roland Tb 303, que pasó de ser un sinte de bajo perfil en su salida a principios de los 80 a convertirse en el icono del sonido acid de finales de la misma década, subiendo de precio ininterrumpidamente desde entonces. Co un precio de salida en su día de unos 350 € hoy día se pueden pagar hasta 3000€. Seguimos sin democracia sintética, en lo que a hardware se refiere. Aunque por otro lado los instrumentos virtuales se ponen al acceso de todo el mundo en forma de software pirata.

El renacimiento del hardware

Cuando parecía que los sintetizadores ya iban directos hacia convertirse en dinosaurios en extinción y contra todo pronóstico, se produce un renacimiento que podemos denominar arqueológico. Las principales marcas apuestas por clonar sus instrumentos del pasado, como en el caso de Roland con sus series Aira o Boutique, o por entrar en el mercado más doméstico y portable como Korg con su serie Volca. Parece ser que los componentes necesarios para fabricar sintetizadores analógicos vuelven a ser asequibles para las marcas y comienza surgir una corriente de accesibilidad en términos de precio que culmina en nuestros días con el fenómeno Behringer que ofrece tanto versiones totalmente analógicas de sintes míticos como el Minimoog / Model D, El MS 20/ K-2 o el Pro OneAhora sí hay democracia sintética, ahora hay sintetizadores de calidad al alcance de casi todo el mundo, casi siempre por debajo de los 600€.

Conclusión

Parece pues que esta situación ha venido para quedarse, para alegría y regocijo de los amantes de los sintes. No parece que este fenómeno de nuevos productos baratos esté afectando al aún  inflado mercado vintage, pero auguro que este fenómeno no va a tardar en volver a lugares más asequibles, por una serie de cuestiones:

  • Los sintes vintage tienen ya varias décadas de funcionamiento y muchos de ellos comienzan lógicamente a fallar. Hay muy pocos servicios técnicos, muy pocas piezas de repuesto y son muy caros de reparar.
  • La mayoría de estos preciados sintes son previos al protocolo MIDI, por lo que su conectividad requiere el uso de convertidores de diverso tipo o retrofits MIDI que encarecen aun más su precio.
  • Los nuevos productos que están surgiendo, ya sean de tecnología virtual o de emulación como la serie boutique de Roland, ya sean aparatos totalmente analógicos como la línea de Behringuer, tienen como ventaja además del precio, la conectividad. Todos los nuevos productos incorporan conexiones de todo tipo: USB, MIDI, Voltaje …etc…
  • Son totalmente integrables en todo tipo de sistemas estén o no basados en ordenador y de momento parece que todo son ventajas.
  • Lo que no tengo tan claro es si van a durar 40 años como mi viejo MS 20 que aún enciende y funciona a la perfección, si queréis hablamos en 40 años, entonces tendré unos 88, espero estar en forma y seguir rodeado de sintes.

En este vídeo vemos una comparativa entre el Korg MS 20 comparado con la versión de Behringer. No os olvidéis que podéis suscribiros a nuestra newsletter para recibir información de nuestros cursos, workshops, masterclass o programación en nuestro club The Garage of The Bass Valley.

Hasta la próxima…

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